!!! Los Serranos CMB Han Desaparecido ¡¡¡

Tiempo restante para el próximo partido

23 enero 2006 

La guerra de la jornada 12 o entendiendo "La naranja mecánica".

Empezamos esta segunda vuelta tal y como empezó la primera: mal, muy mal.
Nos enfrentamos al equipo más conflictivo contra el que hemos jugado nunca, no
tengo ni idea si esto es la antesala del nuevo baloncesto. De ser así creo que el deporte
habrá perdido toda la magia que nos ha permitido enamorarnos y sentirnos orgullosos de nuestro deporte, en el cuál no había escupitajos ni nadie se tiraba por el suelo por sentir el aire sobre su piel.

El primer cuarto del partido comenzó con bonitos intercambios de canasta, realizábamos la acción para la cuál nos habíamos reunidos, jugar al baloncesto.
Al término de este cuarto nuestra ventaja era de 3 puntos, jugando un baloncesto mediocre pero unidos para tratar de crear un buen engranaje para la continuación del partido.

Un mal cambio de jugadores por nuestra parte y el principio del espectáculo de
desprecio, rabia, ultraje, vilipendio, insultos hacia nosotros, hacia los árbitros, hacia mi deporte, consiguió su resultado, un parcial de 14/2 y la pérdida total del control sobre nosotros mismo. No fuimos capaces de combatir su enajenación mental con inteligencia creativa.

Visto la pena de encuentro en el que nos vimos absorbido sólo nos quedaban las reflexiones:

- No podemos jugar sin un organizador, “siempre tiene que haber un entrenador”.
- No podemos permitirnos el lujo de hundirnos y pasar de los compañeros por un mal momento generalizado.
- No debemos combatir la fuerza con fuerza, no es nuestro estilo.
- Menos hablar y más jugar.
- Tratar de entender el pensamiento de la naranja mecánica, o mejor, mandarla al diablo y vivir con nuestros principios.

El resultado de la batalla: 2 lesionados y una boca hinchada. Esperemos verlos la próxima semana surcando la cancha con la alegría que nos caracteriza.

Lo positivo del encuentro fue ver que con una diferencia de 20 puntos, mientras algunos agachábamos las cabezas, nos poníamos las zapatillas, las toallas sobre los hombros, apareció un hombre que animaba, pasaba, organizaba, alentaba. Este hecho nos permitió en el último cuarto disfrutar de lo que nos gusta hacer, jugar al baloncesto, y por ello en mi nombre, y juraría que en el nombre de todos, sólo nos queda decir: ¡gracias LUIS!